Florida, años 60. Allá donde el racismo echó raíces manifiesta y subyacentemente en el entramado social de USA, creció Elwood Curtis. Un entrañable y carismático chico criado por su abuela Harriet. Un adolescente inteligentísimo al que le encanta leer, cuyo líder ideológico es Martin Luther King. Un joven profesor que cree en la igualdad de oportunidades y lucha por los derechos civiles, consigue una beca para Elwood en una universidad de Tallahassee. Un sueño hecho realidad para un joven negro y pobre en cuyo mundo las oportunidades no están al alcance de la mano. Pero su sueño se trunca antes de convertirse en una realidad. Elwood se verá encerrado en un penoso reformatorio al encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado. Elwood, junto con sus compañeros y algunos amigos, sufrirá inpugnables abusos ignorados por una sociedad que injustamente les da la espalda.
El libro tiene una calidad literaria indiscutible. Pero lo que me gustaría resaltar de la prosa de C. Whitehead es la aparente sencillez con la que narra la historia. Digo “aparente” porque en realidad el autor consigue coser la trama de una forma tan humildemente compleja que no es de extrañar que ganara el Pulitzer en el 2020.
Un relato hiriente, desgarrador y basado en hechos reales. Un relato ambientado en la época en la que la segregación llegaba a su fin y parecía que los derechos civiles en EEUU avanzaban. Un relato que irónicamente proyecta los problemas de racismo enquistados en la actualidad. El año en que la novela era galardonada fue también aquel en que el mundo gritaba «Black lives matter».
