Páradais

Fernanda Melchor (México, 1982), es periodista y escritora. En los últimos años se ha erigido como una de las voces femeninas más importantes de la narrativa mexicana actual. Páradais (Literatura Random House, 2021) es su última novela publicada. Breve, directa y trepidantemente veloz. Una historia sobre la violencia hacia las mujeres y las desigualdades sociales; aunque también sobre el deseo y la oscuridad latente en el ser humano. 

Polo es un chico pobre, hastiado de la vida y sin un porvenir. Vive con su desagradable madre y una prima a la que no soporta en un barrio colindante a una urbanización de lujo llamada Páradais. Allí trabaja, obligado por su madre, cuidando de los jardines, la piscina y recogiendo las basuras de los ricos vecinos. Es un joven asocial que aborrece su vida y se emborracha cada noche para evadirse de ella. En Páradis conoce a Franco, un chico irritante, un tanto repulsivo y rico que vive con sus abuelos. No lo soporta, pero se arrima él cada noche y aguanta sus desabridos monólogos a cambio de alcohol gratis. Con este punto de partida, la autora intentará indagar y entender cómo se puede desencadenar un hecho tan atroz como el que se perpetúa en esta historia. 

“Todo fue culpa del gordo, eso iba a decirles. Todo fue culpa de Franco Andrade y su obsesión con la señora Marián. Polo no hizo nada más que obedecerlo, seguir las órdenes que le dictaba.” 

La primera página es ya una declaración de intenciones. La narración en tercera persona ha sido arrebatada por el personaje de Polo, cuyas reflexiones y pensamientos se presentan en un intento por exculparse de toda responsabilidad. A pesar de que Polo parece haber sido condenado de nacimiento a la pobreza, de vivir en un contexto que no le ofrece oportunidades; no conseguiremos conectar con sus sentimientos y acercarnos a él -como suele ocurrir con los narradores equiscientes-, ya que la autora, en lucha con el narrador, está decidida a distanciarnos de él y a que no empaticemos con este joven vencido, antipático y preocupantemente misógino.

“No tenía nada, no poseía nada para sí mismo. Hasta el dinero de su sueldo se lo quedaba su madre, íntegro. Así lo había decidido ella: Polo se lo debía, para expiar la cagazón que había hecho, la oportunidad que había arruinado con su vagancia y gandulería. Que se rompiera el lomo bajo las incongruentes órdenes de Urquiza, y que durmiera en el suelo como una vil mascota, mientras el dinero que ganaba se iba en pagar las infinitas deudas de su madre y en alimentar a la criatura que crecía en la horrenda panza de la Zorayda mientras la muy bolsona se pasaba el día echada en la mecedora, mirando caricaturas con el ventilador puesto desde luego, en vez de atender la casa y hacerles de comer, como habían acordado.”

Otras maniobras narrativas que se usan a la perfección y que van muy en consonancia con la temática de la obra, a la vez que la cargan de realismo y verosimilitud; son el lenguaje y la estructura. Es acertadísima la representación de la oralidad a través de una sintaxis sofocante, el uso del lenguaje coloquial y cientos de vulgarismos que nos transportan a la cruda realidad mexicana actual. Una oralidad que se usa, a su vez, para crear un ritmo trepidante que va escalando exponencialmente a medida que se extiende el relato. Un relato que no avanza en una estructura cronológica, sino que lo hace en una suerte de espiral viciosa donde lo acontecido se relata repetidamente añadiendo cada vez más capas de información. Un relato que recuerda a una eterna declaración policial en la que el descuidado y derrotado Polo explica a borbotones lo acontecido en un flujo de consciencia repetitivo en el que irremediablemente se le cuelan cada vez más datos relevantes. 

Una autora que bebe de grandes escritores como Faulker, García Márquez o Manuel Puig, pero que no se queda atrás en el dominio de la técnica. Una novela que pone el foco en aspectos tremendamente preocupantes de la sociedad mexicana actual: la falta de porvenir de lxs adolescentes, el desprecio a la mujer, las agresiones machistas, la marginalidad, el alcance del narcotráfico, la criminalidad y la impunidad ante la ley. Una indagación a contratiempo sobre la perversidad en el ser humano y de las causas que nos pueden llevar a una situación límite como la que ocurre en Páradais; un lugar construído, justa y paradójicamente para protegerse de la marginalidad – eternamente asociada a la violencia. 

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